Cuando se habla de alimentación también se debería hablar de las emociones. Los malos hábitos alimenticios están influenciados en la mayoría de los casos por el denominado factor emocional.
Comer de forma compulsiva y sentir la necesidad, por lo general de dulces o comida basura, depende de ciertos estados de ánimo como el estrés o la tristeza.
Es vital el coaching, no sólo con nutricionistas sino también con psicólogos para evitar comer por motivos emocionales.
La gran mayoría de personas que comienzan un régimen alimenticio para adelgazar lo hacen sin un acompañamiento de un profesional, lo que provoca una alta tasa de abandono o que se produzca el tan temido efecto rebote.
Si quieres comer sin dejarte arrastrar por las emociones, el mindful eating te interesa.
El mindful eating o alimentación consciente tiene su origen en el mindfulness o conciencia plena y consiste en relacionarse de una manera sana y mental con la comida a través del control de la mente.
El mindful eating pretende que cada uno sea consciente de las sensaciones fisiológicas y emocionales, es decir, aprender a sentir cuándo debemos comer por hambre o necesidad, y saber detectar cuándo estamos saciados.
En muchas ocasiones comemos por estrés, ansiedad, por un hábito social, etc. Pero en esas ocasiones, dejamos de centrarnos en la necesidad física de alimentarnos, ya que nos limitamos a saciar nuestras emociones y no a satisfacer las necesidades de nuestro organismo.
También el mindful eating te permite comer atento a la experiencia interna, es decir, darte cuenta del sabor, textura, olor, apariencia de lo que estás degustando.
El mindful eating no es una dieta, sino un estilo de vida que te lleva a conocer tu propio organismo y sus necesidades y a diferenciar el hambre fisiológico del psicológico.
Cuando practicas mindful eating aprendes a reconectar con las señales internas de hambre, plenitud, saciedad y satisfacción del cuerpo y decides en base a esta consciencia cuándo empezar y cuándo parar de comer.
Esta reconexión te ayuda a responder en base a las necesidades tanto nutricionales como de placer de tu cuerpo, en vez de hacerlo en base a señales externas como los horarios, citas sociales, etc.
Tips o consejos para llevar una alimentación consciente:
- Beber agua antes de comer: beber un vaso de agua antes de cada comida ayuda a reducir la ansiedad ya que aumenta la sensación de saciedad.
- Comer sentado y en un lugar tranquilo: te ayudará a estar más concentrado e ingerir únicamente lo necesario.
- No comas si no tienes hambre: no comas ni por costumbre ni por horario. Igual que si no tienes hambre no hagas las 5 comidas que “recomiendan”
- Masticar despacio: saborea los alimentos, deja los cubiertos encima del plato entre bocado y bocado. Todo esto te ayudará a tener unas mejores digestiones.
- Come de manera variada y responsable, sabiendo qué le sienta mal a tu cuerpo.
- No te quedes con la sensación de tener el estómago lleno: debes aprender a diferenciar entre estar saciado (no necesitas más comida) y estar lleno (haber comido más de la cuenta y sentirte pesado e incómodo)
- Come con tranquilidad: procura ser el último en terminar. Es una manera de ingerir menos cantidad y sentir la sensación de saciedad. Debes tener en cuenta que la señal de plenitud al cerebro tarda 20 minutos desde que empiezas a comer.
Beneficios del mindful eating:
- mayor satisfacción después de comer: estarás mejor preparado para parar después de comer cuando ya tengas suficiente en base a las señales internas.
- Mayor placer al comer: podrás disfrutar de la comida, pondrás el foco en la boca, dándote cuenta del placer que supone cada uno de los bocados que ingieras.
- Mejores digestiones: tu estómago trabajará menos y mejor porque masticarás cada bocado.
- Podrás identificar si lo que experimentas es hambre física o hambre emocional
El cambio de hábitos tiene que estar guiado por un profesional con experiencia, que motive, ayude a resolver la base de los problemas emocionales que te hacen comer, o por lo menos a relajarse, y resuelva dudas sobre alimentación en tiempo real.
Cuando comemos más consciente, cada bocado se convierte en una experiencia única que nos nutre físicamente y emocionalmente.
