Si piensas que en este post vas a encontrar la típica publicación motivacional de “tú puedes” “eres fuerte” “lo vas a conseguir” y bla bla bla. Déjame que te diga que,  la fuerza de voluntad, ¡no existe!

Existen las ganas de llegar a una META que te motive a alcanzar un cambio con pequeños avances.

Por eso siempre se dice que en tu vida, sea el ámbito que sea, debes tener metas. Metas que sean alcanzables porque si no, la desmotivación hace acto de presencia.

Márcate pequeñas mini metas que te permitan llegar a la META final. Cuando vayas alcanzado esos pequeños logros, la motivación va en aumento y es que lo que te dejará seguir avanzando.

¿Cómo puedes aplicar todo lo dicho si la META que quieres alcanzar está relacionada con un cambio de hábitos en tu alimentación?

Exactamente igual, empieza con pequeñas mini metas. Haz una evaluación de tu estilo de vida, piensa qué quieres cambiar, eso será tu META, y desglósalo en mini metas.

Las mini metas deben ser realistas y alcanzables, porque si no es así, vas a tirar la toalla a la primera de cambio, y eso no lo queremos, ¿verdad?

Así que nada, vamos al lío.

Si tu META es conseguir un cambio de hábito en tu alimentación, evalúa con lo que no te sientes bien.

Por ejemplo, quieres reducir el consumo de azúcar. Bien, esa sería tu META.

¿Cuáles son las mini metas?

Si le echas al café dos cucharadas/sobres de azúcar, empieza por ponerle solo una y vas reduciendo poco a poco. Llegará un momento en que te tomes el café  sin azúcar. ¡Yo lo hago!

Con esa mini meta vas desacostumbrando a tu paladar al dulce y no te hará falta tanto consumo de azúcar, conseguirás irlo reduciendo poco a poco.

 En este caso te fijas una mini meta realista, la puedes alcanzar. Lo que sería inalcanzable es dejar el consumo de azúcar de manera radical. Te frustrarías y finalmente dejarías el intento por el camino.

¿Qué otra micro meta te marcarías? Te leo en los comentarios.