Hablar de salud es algo muy amplio. Podemos hablar de salud física, mental y emocional, quedando más tipos en el tintero; pero las tres nombradas se podrían considerar las patas de la mesa.

Si hablamos de SALUD, en lo que atañe al campo del coach nutricional, se debe hablar en un primer lugar de salud física.

¿Qué es la salud física?

El bienestar del cuerpo y el óptimo funcionamiento del organismo de los individuos. Es una condición general de las personas que se encuentran en un buen estado físico, pero también mental y emocional y que no padecen ningún tipo de enfermedad.

Esta definición de la OMS (Organización Mundial de la Salud) deja de manifiesto que no sólo se debe tener en cuenta la ausencia de enfermedad sino que hay que tratar el cuerpo y la mente en conjunto.

Por ahora, vamos a tratar el cuerpo, aunque no debe separarse de la mente. Son un todo. Porque si estás bien físicamente, te sentirás bien. Y para empezar a cuidarte físicamente, tienes que estar bien mentalmente.

Pero como por algún lado hay que empezar, voy a hacerlo por explicarte cómo debe estar tu cuerpo por dentro.

En estos tiempos que nos ha tocado vivir, habrás escuchado más de una vez que gozar de un sistema inmunitario sano es fundamental para hacer frente a cualquier enfermedad.

Partimos que la mejor manera de conocer si gozas de una buena salud física es hacerte un chequeo médico, de manera periódica. Pero además de eso, debes saber cómo cuidar tu sistema inmunitario.

El sistema inmunitario es el conjunto de elementos y procesos biológicos en el interior de un organismo que le permite mantener el equilibrio interno frente a agresiones externas, ya sean de naturaleza biológica o físico-químicas; y agresiones internas.

El sistema inmunitario reconoce lo dañino y reacciona frente a ello.

Hay diferentes tipos de respuesta del sistema inmunitario. Está la respuesta innata y la respuesta adquirida.

La respuesta inmunitaria innata está presente prácticamente en todos los seres vivos, nos protege contra infecciones virales.

La respuesta inmunitaria adquirida permite que los vertebrados, como los humanos, tengan mecanismos de defensa más sofisticados, interconectados con los mecanismos del sistema inmunitario innato.

El sistema inmunitario se adapta con el tiempo para reconocer patógenos específicos de manera más eficaz, generando una memoria inmunitaria.

Los trastornos en el sistema inmunitario pueden ocasionar muchas enfermedades. La inmunodeficiencia ocurre cuando el sistema inmunitario es menos activo de lo normal, lo que favorece las infecciones con el consiguiente peligro para la salud y en casos extremos, para la vida.

El sistema inmunitario protege al organismo de las infecciones con varias líneas de defensa. La primera línea de defensa la constituyen las barreras físicas, químicas y biológicas, como son la piel y las superficies mucosas del organismo, evitando que bacterias y virus entre en el organismo.

Pero si uno de ellos supera esas barreras, la inmunidad innata ofrece una respuesta inmediata, pero no específica.

Los elementos de respuesta innata existen en todos los animales y plantas, sin embargo, si los virus y bacterias consiguen evadir la respuesta innata, los vertebrados, entre ellos los humanos, poseen un siguiente nivel de defensa, que es la respuesta inmunitaria adquirida.

Cuando se llega a este punto, el sistema inmunitario adapta su respuesta de ataque durante la infección provocada por el/la virus/bacteria para mejorar la situación. Esa información se conserva aún después de que el/la virus/bacteria haya sido eliminado/a, bajo la forma de memoria inmunitaria, y permite que el sistema inmunitario cree respuestas más rápidas y fuertes cuando vuelva a atacar el/la virus/bacteria.

Las dos inmunidades son importantes, tanto la innata como la adquirida.

La innata es la que responde de manera inmediata ante cualquier ataque pero de manera general y no provoca memoria inmunológica.

La adquirida responde no de manera general sino de manera específica ante el ataque de un virus o bacteria creando memoria inmunológica. Quiere decir, que si el/la virus/bacteria ataca más de una vez, desencadena la respuesta específica para ese ataque con el fin de eliminar el/la virus/bacteria rápidamente.

Este tema puede ser un poco difícil de explicar y entender, pero debes quedarte con que, para que tu organismo responda adecuadamente ante cualquier ataque externo, debes tener un sistema inmunitario sano.

¿Cómo lo consigues?

Muy pronto en próximas entregas 🙂

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